Rompe (olas-cabezas-corazones)

Sobre sales
 sobresales    como agua del mar  que
          sal-     pica la  boca           que
                    en   la     tuya       quiere
                                                 desembocar
como el río  de  la    curiosidad
que hasta ti me trajo  [la       corriente]
mil contratiempos
y    el     tiempo   en  contra
atrasaron mi llegada al puerto de
                                                       tu sonrisa...
ahora         yo bailo             al            son              que tú me [en]cantas,
ahora                                              mi     risa
es       por ver que te tengo



EL MIEDO DE LA ROSA

Teme cualquier rosa a marchitarse,
a morir sin más el próximo invierno.

Aquella que otrora
ya hizo brillar
jardines de un rey,
o que sonrojó
bajo algún balcón
a alguna doncella
que la recibió
junto a una sonata
de su pretendiente.

Se niega a tener
que por marrón cambiar
el rojo carmín
que cubrió sus pétalos,
y verlos secar,
 perderse y morir
igual que el olor
con que ella embriagaba.

¡Ella que alegraba fiestas
y trajo el color a cenas de gala!
¡Ella que se paseó
por el bulevar
en una solapa!

Ahora tiene miedo de ser olvidada.
Miedo a que nadie recuerde
cómo ella se abrió,
cómo perfumó
la sala de casa...

Y no niega aquel dolor
que sus espinas causaron
cuando sin mucho cuidado
la quisieron poseer.
Que es también labor de rosa,
el se hacer de merecer.

Pero tiene miedo, teme,
a nunca más florecer,
a no pinchar ya más almas...
¡Qué efímera su vida es!
¡Qué fugaz su primavera pasa!

Ve sus pétalos caer,
uno a uno van cubriendo
ese suelo que, después,
será cuna de otras rosas
que de ella han de absorver
el perfume que dejó
y que nunca ha de volver.

Murió la rosa con miedo.
Se marchitó sin saber
que fue el abono de otras
que aún están por florecer
y que heredarán su aroma
y su carmín de mujer.


MIS ABUELOS

Trenzados para siempre,
como aquella cesta de mimbre roja y rosada,
van ahora mi mente y tu recuerdo.

Bordados por ti en mi pecho
llevo tu discurso y las directrices
que hacen de mi mi yo más tuyo.

Y el peine negro,
que peinó tus canas y mis cabellos,
duerme ahora guardado en los bolsillos de nuestra memoria,
como un reloj mudo del tiempo
                            [que nos faltó.]

Severa y artística, como tú,
como mis días contigo.
Nos dejaste así, cual tus muñecos de trapo,
modelados por tus manos pero con ausencia de aliento.

...En mis sueños ahora os veo,
alejaros cogidos del brazo.

NANA DULCE

Mi nana es de arroz con leche
con suspiros de canela,
trae susurros de limón
para dormirte mi reina.

Duerme niña que la luna
vendrá a traerte una estrella
para que puedas jugar
a que se esconde y la encuentras.

Duermen ya Pelota Rota,
 Cocinita y Bicicleta,
ahora sólo faltas tú,
mi carita de muñeca.

¡Ay si mi nana hiciese
que mi niña se rindiera
al trinar del ruiseñor,
al canto de las sirenas...!

Nana dulce de limón
con suspiros de canela,
la leche te la doy yo,
tú me das la vida entera.

SALVE

¡Salve! al corazón que ama
sin esperar ser amado.
¡Salve! al que en ti confía
sin recelos infundados.
¡Salve! a aquel que reparte
de lo que no tiene un cuarto.
¡Salve! al que es feliz
con el camino tomado.

¡Sálvame del que no fue por mis palabras loado!

SONRIEN SUS OJOS

Sonríe ella
y veo en sus ojos
un mar entero.

Son sus pupilas
los dos barquitos
que no se hundieron,
que sobreviven
a mis tormentas,
que a rescatarme
vienen sin remo.

Sonríe ella
y se para el mundo,
pierdo el timón
y a la mar me entrego.


CON LOS PIES DESCALZOS (al nacimiento de Antonio)

Con los pies descalzos,
como a mí llegaste,
es como me siento
si vuelvo a acunarte,
con los pies descalzos
tocando la hierba
que de la maleza
haces que florezca.

Te observo en tu sueño
y creo que te veo
ya aquí en mis rodillas
contándote un cuento,
cuento ni de reyes
ni de caballeros,
sino alguna historia
de las del abuelo.

¡Crece, ama, vive!
no lo dudes, ¡vamos!
El sendero es hierba
que por ti he sembrado,
para que la pises
con los pies descalzos.

FORTALEZA

Es viento y niños corriendo,
pieles de color canela.
Espumas blancas
y penas que se esfuman con el tintineo del heladero.

Cometas danzantes,
velas frente al viento,
esferas en movimiento
que entran y salen de mi vista,
 pero el gentío no cesa.

Las nubes que son de coco
se derraman en la arena.
El mar, como tus ojos,
no tiene un color cualquiera.

Huelo el dulce de maíz
de un vendedor que se acerca.
Un niño con cubo y pala
construye su Fortaleza.

De nuevo el mar...
son tus ojos que hasta el fondo me revuelcan.

Salgo a flote a respirar
y ya he perdido la cuenta
de las veces que me ahogué
abandonada a tu esencia.


SONRIÉNDOME

Te buscaba entre la gente,
y sin duda te encontraba.

Mirándome de reojo.
Sonriéndome.

Y mi alma, que es incauta desdichada,
se iba volando a tu encuentro.

Ya no me importaba nada,
porque todo está perdido
después de una noche larga
en la que ardían mis manos
y la razón se esfumaba.

ENCUENTRO

Con el corazón latiendo
muy cerca de la garganta,
como si acabara el mundo
y los dos solos quedaran.

Las aguas que se encontraron
eran ellos que con ganas,
querían poderse mezclar,
pero es la vida quien manda...

O quizás somos nosotros
que arrastrados y sin ganas
seguimos como corriente
caricias aletargadas.

Quién sabe si el tiempo cruel
que los secretos acalla
quiera que vuelvan a arder
sus corazones en llamas,
cuando ya no haya remedio,
y se hayan roto sus alas.